Primera exposición individual de Pedro Fermín en Madrid: Pedro Fermín. Interacciones dicotómicas

La galería Arte 92 de Madrid, abrió el 2025 con la exposición del artista venezolano Pedro
Fermín “Interacciones dicotómicas”. Esta es la primera exposición individual de Fermín en
Europa, realizada con la colaboración de la Galería Freites en Caracas. Se exhibe un
conjunto de nueve obras con las que el artista plantea un estudio central sobre el cuadrado,
teniendo un referente fundamental en el trabajo del artista ruso Kazimir Malevich.

En el texto de la investigadora Anny Bello que acompaña la exhibición, se enuncia la
pregunta de por qué Pedro Fermín sigue investigaciones profundas sobre los
planteamientos que Malevich hizo con el cuadrado hace más de un siglo y de qué manera
responden a circunstancias propias de la contemporaneidad. En tiempo actual, Fermín
revisa de Malevich sus nociones sobre el cuadrado y el color, insistiendo en la comprensión
de su lenguaje y formulando otras resoluciones. El acento que realiza en lo dicotómico en
este grupo de obras tiene objetivos plástico-formales y conceptuales muy precisos. Por una
parte, se sustenta en un vocabulario geométrico de organización de la estructura interna del
cuadrado, y por lado, en lo dicotómico, concepto asociado con lo dialéctico, a lo
contrapuesto, a los extremos sin puntos intermedios, ni mediaciones; situaciones éstas,
que paradójicamente, por atracción de opuestos, terminan complementándose y
dialogando irremisiblemente. Siendo justo en esta frontera donde se generan las infinitas
posibilidades de construcción de la imagen.

Fermín se apodera del cuadrado como elemento cardinal, modificándolo con los recursos
de la forma y el color, a los que suma el volumen para complejizar las infinitas posibilidades
compositivas. Para lograr el efecto de flexibilidad en sus obras utiliza planchas de hierro o
de aluminio pintados, materiales adecuados por sus propiedades maleables. Mientras que
Malevich trabajaba la línea recta en dos dimensiones, alto y ancho, Fermín avanza hacia la
incorporación de lo isométrico ―entendido como la proyección de las figuras, es decir,
contiene a la figura original y a la figura proyectada― y de la curva como elemento que
conlleva a la interlocución de pesos, ritmos, planos, variaciones de tonos y de otras
incidencias efímeras como la luz. El volumen y la curva son causa y efecto, y comprometen
inevitablemente el espacio tridimensional. En cuanto al color, mientras que Malevich
demarcó su obra suprematista al blanco, al negro y a los colores primarios, planos y sin
matices, Fermín aportó ondulaciones al soporte produciendo en consecuencia una ilusión
óptica y amplió, además, la gama cromática a los colores secundarios.

Fermín rota el cuadrado hasta convertirlo en un trapecio, lo estira por uno de sus lados hasta
llegar a un equilibrio vulnerable, levanta o hunde la superficie, crea nuevos espacios
perceptivos o sensibles a través de sombras y luces. Es una propuesta llevada a la tercera
dimensión en donde a decir del artista “construye el espacio a través de relaciones
dinámicas entre la unidad y el todo” puesto que “lo que está sobrepuesto es un reflejo de lo
que está debajo”. Estas asociaciones son exploradas hasta lograr este efecto plástico de
continuidad y contención.

“La continuidad implica necesariamente la alteración”, es una frase que el lingüista
Ferdinand de Saussure atribuye al cambio que indefectiblemente debe darse para mantener
la vigencia de ciertas ideas, puesto que la mutabilidad enriquece las perspectivas. Es propio
que las elaboraciones del pensamiento ocurran como respuesta al momento histórico y que
las atracciones y conexiones que realiza el artista surjan de realidades comprensibles y
cercanas. Cuando Pedro Fermín habla de los elementos esenciales de la abstracción,
asemejándolos como el efecto “de un silbido o un canto”, nos adentra en una hermosa
metáfora que cambia la manera de entender la rigurosidad que le ha servido como fuente y
a la que se ha adherido ―nos referimos a los principios límpidos de la abstracción
geométrica, del constructivismo y de sus pioneros, incluido el mismo Malevich, Piet
Mondrian, Max Bill, Josef Albers y Theo van Doesburg―. Impulsado por una vitalidad afectiva
y estética, es otra visualidad la que proyecta su obra, son otros los encuentros, muy
seguramente inconscientes, que provienen de un entendimiento interno de la memoria
colectiva, ―la retícula urbana de las ciudades coloniales, de las plantas rectangulares de
las iglesias, de los juegos de infancia en los que el cuadrado formaba parte del repertorio―.
Por ello, racionalidad y sensibilidad es la dicotomía perfectamente resuelta que define esta
serie de Pedro Fermín. Como lo comenta Santo Tomás “la experiencia sensible es la que nos
proporciona los datos evidentes”.

Podrán visitar esta hermosa exposición hasta el 28 de febrero de 2025, en Arte 92, Blanca
de Navarra 8, Madrid, España.