Galería Freites

El 7 noviembre 1977 se inauguró la Galería Freites, en la Avenida Orinoco en Las Mercedes, en Caracas. En estos primeros años, se avizoró su perfil a través de las exposiciones que organizó, lo que a lo largo de su historia terminaría por conformar la identidad que hoy día tiene.

La creación de la galería se da en un momento cultural en Venezuela, en el que las instituciones museísticas eran referencia internacional. La galería asume estos principios de exhibición, promoción, investigación y documentación con alto sentido profesional en cada una de las actividades que realizó.

Desde un inicio se organizaron exposiciones de artistas venezolanos, pertenecientes a distintas tendencias, algunos de ellos con una carrera prometedora y otros ya consolidados. Incluso, galardonados con el Premio Nacional como Luis Alfredo López Méndez, Pedro Ángel González, Francisco Narváez, Héctor Poleo, Alirio Palacios, Jacobo Borges, Armando Barrios, Édgar Sánchez, Luis Guevara Moreno, Jesús Soto, Marisol, entre muchos más. Junto a este grupo de artistas, se integró la presencia internacional con Victor Vasarely, y su primera muestra realizada en 1978. Se fue delineando de esta manera, una preferencia por el arte moderno y contemporáneo de sólida representación. Desde entonces se han organizado exposiciones de Baltasar Lobo, Reg Butler, Jacques Lipchitz, Arman, Trova, Lynn Chadwick, Julio González, Archipenko, Manolo Valdés, Santiago Cárdenas, Jean Arp, Fernando Botero, Alexander Calder, Barbara Hepworth, Henry Moore, Arnaldo Pomodoro, entre tantos otros. 

A lo largo de las tres primeras décadas la galería fomenta una nueva visualidad en las artes plásticas, que hoy la coloca como referente en Venezuela y en Latinoamérica.

En junio de 2006 se inauguró el nuevo edificio de la Galería Freites, en el mismo lugar donde funcionaba la anterior sede. La construcción proyectada por el arquitecto Julio Maragall, Premio Nacional de Arquitectura, refleja claramente el carácter simbólico de una estructura que se erige a través de una relación neta entre arte y diseño.

La fachada, revestida en ladrillo, está concebida mediante formas orgánicas sinuosas, de ángulos redondeados y una amplia entrada de vidrio. Los volúmenes ondulantes y rítmicos suavizan la austeridad de la pared, cuyo aspecto hermético en la parte superior contrasta con los espacios internos, iluminados y abiertos. El edificio está distribuido en tres pisos y una terraza, en la que descansa una cúpula de cristal que permite el paso de la luz natural hacia las áreas internas. La arquitectura está complementada con materiales en hierro, vidrio y pisos de piedra gris, que se integran sobriamente al conjunto. En este contexto, las salas de exposición con paredes blancas a doble altura, enfatizan la representación de un espacio neutral y conciso adecuado para elevar la visualidad de las obras.