Sin título – 1993/1994

Bronce, pátina verde y metal

7,9 x 7,7 x 2,7 in

20,2 x 19,6 x 17 cm

Emprenta de Tisores (Imprint of scissors) – 1987

Pintura sobre madera

76,7 x 27,5 in

195 x 170 cm

Engolado – 1980

Mixta sobre madera

31,88 x 51,18 in

81 x 130 cm

Ala de Griu (Aile) – 1987

Esmalte y barniz sobre papel y lienzo

44,60 x 76,14 in

113,3 x 193,4 cm

Cercle et Jambe – 1992

Óleo y arena sobre tela

45,07 x 57,48 in

114,5 x 146 cm

Una obra con profundidad semiótica

Está considerado como uno de los principales exponentes del informalismo y uno de los artistas españoles más destacados del siglo XX. Representó a España en varias oportunidades en la Bienal de Venecia. Sus inicios fueron en el dibujo, generalmente retratos. Luego, se aproximó al surrealismo mágico figurativo, pasando por la abstracción geométrica y posteriormente las esculturas.

La obra de Tàpies está marcada por las rugosidades, las rasgaduras, grietas, cruces, números y signos de su mitología personal. Fue un gran cultivador de nuevas técnicas de dibujo, litografía y collage sobre nuevos soportes plásticos.

Implicado siempre en los acontecimientos de su época, se opuso a la dictadura franquista en los años sesenta y setenta, y fue encarcelado por asistir a una asamblea clandestina en el monasterio de Montserrat en protesta por el Proceso de Burgos. Tàpies fue un artista de reconocido compromiso político que dejaba que sus ideas se reflejaran en su arte, así denunció la dictadura en sus cuadros, hasta los ochenta cuando se restauró el estado de derecho. En esta etapa, renovó sus propuestas con técnicas en aerosol, barniz o goma-espuma, creando esculturas de bronce. Se dejó influenciar por el arte y la filosofía oriental acentuando el énfasis en la identidad de la naturaleza y en el ser humano, pero también en la materia o el universo que planteaba la nueva generación de científicos.

Su primera exposición individual se remonta a 1950, en Barcelona. Ese mismo año viajó a París becado por el Instituto Francés. Allí conoció a Picasso y al cubismo. Tiempo después, en coincidencia con el arte povera europeo y el postminimalismo estadounidense, Tàpies profundizó en su trabajo con objetos, descontextualizándolos e incorporándolos a su lenguaje propio.

Con influencias de Klee y Miró, aumentó sus composiciones iconográficas, incorporando mayor expresividad y comunicación con texturas intensas además de algunos elementos geométricos.

Fue reconocido con numerosos premios y distinciones, entre ellos el Premio de la Fundación Wolf de las Artes (1981), la Medalla de Oro de la Generalidad de Cataluña (1983), el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1990), la Medalla Picasso de la Unesco (1993) y el Premio Velásquez de Artes Plásticas (2003).

Antoni Tàpies murió el 5 de febrero de 2012 en Barcelona.