1989

Tubos de acrílicos pintados sobre lienzo en 2 partes

72 x 110 in

182,9 x 279,4 cm

Desert Bike – 1991

Bicicleta de pinceles y acrílico sobre panel

51 x 76,7 x 11,8 in

130 x 195 x 30 cm

Brushes – 1987

Pinceles y óleo sobre lienzo montado sobre madera

70 x 80 in

177,8 x 203,2 cm

Hombre con Trompetas – 1996

Bronce, pátina negra y dorada

62,2 x 22 x 23,6 in

158 x 56 x 60 cm

Baroquial – 1985

Bronce, pátina marrón

78,7 x 27,5 x 27,5 in

200 x 70 x 70 cm

Abacale

Bronce

28,3 x 10,2 x 64,9 in

72 x 26 x 16,5 cm

Un artista mundial

Armand Pierre Fernández fue un apasionado pintor y escultor francés. Nació en Niza en 1928. Fue capaz de dominar distintos rangos artísticos, desde la pintura hasta la construcción de enormes monumentos públicos. Su trabajo es reconocido como uno de los más prolíficos de finales del siglo XX. En el mundo del arte contemporáneo se hizo famoso por sus “acumulaciones”, técnica que consiste en agrupar objetos del mismo tipo, desubicados de su lugar habitual.

Hijo de un chelista y de una vendedora de antigüedades, Arman fue capaz de desarrollar desde temprana edad una apreciación intensa por la música, unido al arte de recolectar cosas de buen gusto. Estudió Historia del Arte en París, en la Escuela del Louvre. En estos primeros años su trabajo se centró en las pinturas abstractas, con influencia en la obra de Nicolas de Staël. Fue un lector voraz, que siempre estuvo en búsqueda constante de referencias en libros y revista de arte, así como en sus viajes frecuentes por Europa con sus amigos de Niza Claude Pascale e Yves Klein.

En su primera individual de París, en 1954, Arman decidió mostrar sus “cachets”, obra inspirada en los collages dadaístas de Kurt Schwitters. Se trataba de una instalación, ensamblada por acumulaciones de distintos sellos sobre tela. Esto significó un paso importante en su carrera, al igual que la creación del movimiento Nuevo Realismo, del cual formó parte en la década de los sesenta junto a los artistas Klein, Martial Raysse y Jean Tinguely, entre otros. Su objetivo estuvo afincado en examinar las posibilidades artísticas de los objetos cotidianos, de conseguir la forma de elevar lo banal a lo estético.

Arman fue uno de los primeros que se atrevió a llenar las galerías de arte con basura, como un llamado de atención a las sociedades consumistas que usan los objetos y luego los desechan. En 1967 se mudó a Nueva York, entusiasmado por las manifestaciones creativas que agitaban la gran manzana. Fue en esa ciudad donde murió en 2005, a los 76 años de edad.

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